31 de octubre de 2009

APUNTES PARA EL DESARROLLO POLÍTICO DE LA UCR

Pese a que sería necio no reconocer que los márgenes de solvencia macroeconómica y legitimidad política son muchos mayores que a finales de 2001, el cuadro de situación social, político y económico continúa siendo muy delicado, e incluso en algunos casos, tiende a agravarse.

Por tal motivo, el debate interno del Radicalismo debe acelerar sus tiempos y mejorar sus formas.

Repensar su modelo de organización interna, su vínculo con la sociedad, su política de alianzas y su propuesta programática, es imprescindible si pretendemos evitar repetir experiencias del pasado y exponernos a una nueva frustración.

Recuperar los lazos de confianza, profundizar el análisis, ordenar y democratizar el debate y administrar colectivamente las expectativas, es absolutamente necesario si procuramos alcanzar un consenso real, sólido, razonable y sostenido en el tiempo.

Abandonar la improvisación y la superficialidad, distinguir entre medios y fines, volver a vincular nuestra práctica política cotidiana a los problemas reales del país y “desempolvar” nuestra capacidad crítica y propositiva, es el único camino posible si buscamos devolverle a la argentina una herramienta de cambio y participación.



Una mirada a los temas de fondo

La configuración del actual sistema político argentino - estructurado en torno a formas populistas de gobierno (tanto de centro izquierda como de centro derecha) y a los altos niveles de egoísmo y vanidad propio de las construcciones personalistas - provoca fuertes restricciones institucionales, que se dejan ver en la falta de políticas de estado del ejecutivo, la carencia de propuestas alternativas de la oposición, la volatilidad de la “opinión pública” y los escasos márgenes para el diálogo y el consenso del conjunto del sistema.

Frente a esto, la responsabilidad de la UCR es bien clara. Ponerse al hombro la construcción de una verdadera opción social demócrata para la Argentina y de una fuerza política lo suficientemente fuerte, como para llevar a la práctica, los cambios que nuestro país (y nuestra ciudad) necesitan.

Con el horizonte puesto en alcanzar el más alto nivel de desarrollo económico y bienestar social posible, la formulación de políticas públicas - en torno a las cuales debemos estructurar nuestro discurso, sumar apoyo, construir poder, condicionar nuestra presencia en cualquier tipo de alianzas y comprometer nuestro “futuro” gobierno - deben estar orientadas a la búsqueda y definición de una nueva matriz económica (tanto productiva como distributiva), que altere la actual ecuación social de fractura y polarización.

Luego de la experiencia del gobierno de la Alianza, los Radicales aprendimos que si verdaderamente buscamos que nuestra propuesta programática, sirva no solo para cumplir con la una formalidad exigida por la ley - sino que, en buena medida facilite la cohesión interna del espacio, comprometa a la sociedad con el proyecto de gobierno y oriente la gestión - la misma debe estar necesariamente expresada en medidas concretas de gobierno o proyectos de ley, que resulten plebiscitadas con la elección y que funcionen como la piedra angular sobre la cual construir una nueva mayoría.



Pensar una nueva UCR

Durante muchos años en la argentina, se consideraba que los que defendíamos a los partidos políticos, esgrimiendo que éstos eran los únicos instrumentos legítimos de la democracia para representar el interés general, lo hacíamos en defensa de un interés mezquino y corporativo.

Hoy, que la sociedad (o al menos el sector mas informado) parece reconocer la necesidad de partidos políticos fuertes y organizados ­- a través de reclamos tan elementales como mayor institucionalidad, mayor previsibilidad, mayor planificación y mayor calidad democrática- no nos podemos permitir que los distintos grupos de interés nos determinen la agenda, ni que nuestra atención se encuentre permanentemente fijada en asuntos coyunturales, desatendiendo a los verdaderos problemas de fondo.

En definitiva, (y más allá de que en la comparación, la UCR sea lo mas parecido que tiene el sistema político local a un partido serio), si somos nosotros los que agitamos la bandera de la defensa institucional a ultranzas, somos nosotros los que debemos estar a la altura de las circunstancias y hacer de nuestra organización un partido modelo, cumpliendo con los roles que desempeñan estas organizaciones en las democracias mas consolidadas del mundo.

Para ello es imprescindible asumir dos premisas importantes.

En primer lugar, que una cosa es la recuperación política (más ideas, más militantes, más prestigio, más mística, etc.) y otra muy distinta es la recuperación electoral (más votos, más bancas, más volumen institucional, etc.).

Y por ultimo, que la única manera que tenemos para evitar que la historia se repita, es entender que el poder político es una relación social que se construye con ideas, iniciativa, creatividad, logros y coherencia, y no un objeto que se “gana por concurso” en el marco de una elección, y el cual solo se retiene si los sondeos de opinión acompañan.

Tomando en cuenta estas conclusiones preliminares, podemos afirmar que fortalecer el partido “hacia adentro” implica, volver a tomar como objetivo estratégico la incorporación de gente nueva, en cualquiera de los niveles de vinculación orgánica (militantes, adherentes, simpatizantes o votantes).

Dar por terminado el gasto de energías, que significa trabajar para que los “correligionarios” que eligieron otras experiencias políticas regresen, es absolutamente necesario, para focalizar el esfuerzo en el futuro.

Revalorar el aporte intelectual, la diversidad de enfoques, el sentido de la palabra y el peso de la argumentación es imprescindible, si queremos que en el Radicalismo se vuelva a discutir de política.

Revisar y suprimir buena partes de aquellos disvalores adquiridos en los últimos 15 años (individualismo, utilitarismos, hiper pragmatismo, etc.) que contaminaron el sentido común del militante medio, es absolutamente necesario si pretendemos hacer coincidir nuestra identidad histórica con nuestro discurso público y nuestra práctica política.

Organizar los recursos humanos y materiales actualmente existentes, es el primer paso para generar las condiciones políticas elementales de captación y contención.

Tener políticas de seducción para la juventud es la única manera que tienen las organizaciones de perdurar en el tiempo, de construir mayorías activas y comprometidas y de cumplir con su misión histórica.

Ahora bien, en pos de alcanzar la realización efectiva de los valores, ideas, proyectos estratégicos, políticas públicas y propuestas de gobierno de la UCR, la búsqueda del fortalecimiento institucional, debe orientarse en términos del trabajo partidario “hacia fuera” del mismo.

En este sentido, reconocer que buena parte del descrédito de la actividad política se debe a que la utilización de la demagogia (como herramienta de comunicación y vinculación política) se potenció al paroxismo, como consecuencia del seguimiento obsesivo de la encuestas de opinión, contribuiría enormemente a zanjar algunos de los principales problemas que enfrentamos los partidos democráticos.

Recuperar el rol de las ideas como mecanismo principal de la acción política, es la única forma de ordenar y racionalizar el sistema político, consensuar y disentir en torno a propuestas concretas, fortalecer y legitimar el rol del estado (como agente interventor), y politizar y movilizar a la ciudadanía en torno a intereses colectivos y razonables.

Adoptar frente a la sociedad una actitud que sea a la vez “docente y receptiva” es el único camino posible, si pretendemos distender la tensión que implica tener que interpelarla y representarla, al mismo tiempo.

Redireccionar el esfuerzo militante en torno al objetivo de ganar la calle y ocupar el espacio publico, es un imperativo irrenunciable para cualquier fuerza política que aspira a construir poder social.

Apostar a la selección, formación y promoción de un grupo de cuadros que funcione como portavoz del partido (en cuanto ámbito de debate y comunicación se pueda abrir o generar) es la manera que tienen los partidos modernos de llevar su mensaje a la sociedad, crear referencias y estimular el surgimiento de liderazgos de recambio. De ellos hay mucho para aprender.




Construir la unidad a través de un pacto político

La diáspora del entramado radical le hizo, le hace y (en caso de no mediar una tregua definitiva) le hará, perder al partido enormes posibilidades de protagonismo político y gravitación social.

Tanto en su aspecto interno, como en sus posicionamientos públicos, la UCR se encuentra permanentemente condicionada por una urdimbre de intereses particulares, que le quitan efectividad política, le retasan enormemente su capacidad de reacción, la alejan de la sociedad y la exponen a contradicciones publicas permanentemente.

Evidentemente a esta altura, el internismo radical forma parte de nuestra cultura política y erradicarlo (sin que ello signifique adoptar posiciones verticalitas, propias de otros partidos) demandara un gran esfuerzo.

La propuesta central de este documento, consiste en ofrecer una metodología para alcanzar condiciones mínimas para elaborar, mantener, sellar y ejecutar un pacto político.

A nuestro entender, quedo demostrado en los últimos años que no es posible saldar esta cuestión a través de un único y puntual hecho político.

Elecciones internas donde se enfrentaban proyectos antagónicos (y de las otras), proclamación unánime de liderazgos, congresos ideológicos, constitución de movimientos internos con pretensiones hegemónicas, y demás artilugios, no lograron frenar un proceso de desarticulación furioso que nos pone (permanentemente) al borde de la autodestrucción.

Por ello (y para evitar nuevas frustraciones) creemos que es conveniente entender al PACTO POLITICO como un proceso, al cual habrá que darle un método específico para resolver conflictos, un plazo razonable para alcanzar consensos, una agenda inteligente de contenidos y fundamentalmente un punto de inicio formal que le permita al conjunto de la militancia radical tomar la decisión política de debatir a fondo y resolver definitivamente, al menos, los aspectos elementales para la convivencia, la organización y la practica política.

Dicho de otra manera, si la UCR le reclama al gobierno un dialogo político amplio y sincero, para alcanzar acuerdos estratégicos sobre políticas de estado (que queden fuera de la agenda de discusión) y que nos permita salir del imperio del corto plazo y la improvisación, la Unión Cívica Radical, debe dar el ejemplo y hacer lo mismo a su interior.

En este sentido, nos resulta muy claro que el primer paso debe darse sobre la base de un reconocimiento honesto acerca del grado de deterioro de los vínculos internos y la necesidad urgente del cambio.

Recuperar la confianza en el valor la palabra es indispensable para encarar cualquier emprendimiento colectivo.

A modo de síntesis instrumental podríamos hablar de un mecanismo que logre combinar articuladamente, grandes objetivos, pequeñas metas, plazos flexibles, ritmo sostenido, revisión periódica y consultas permanentes.

Imaginarlo con forma espiralada, tanto en los tipos de consensos (de lo simple a lo complejo) como en el recorrido de los actores intervinientes, nos permitiría complementar un método de encastre y resolución de conflictos que - si bien en modo alguno resulta ser el ideal- se puede acercar a lo materialmente posible.

Ideales posibles, pero ambiciosos. Logros modestos, pero inmediatos. Seria una buena forma de resumirlo en pocas palabras



Una agenda para el Radicalismo

Construir acuerdos en pos de poner al partido en la calle, mirando hacia el futuro, bajo la búsqueda de ensanchar su base social (sin la necesidad vital de contar con un candidato taquillero o de hacerlo motivado por la urgencia de una elección) organizando los ámbitos técnico y profesionales indispensables para asumir las tareas de gobierno y articulando las dimensiones legislativas, ejecutivas y partidarias, implica poner en el centro del debate, aspectos tan centrales y trascendentes como la cultura política y la organización partidaria.

Funcionar verdaderamente como partido, es una responsabilidad ineludible. Ya que es ese y no otro, nuestro principal activo y nuestra principal carta de presentación ante la sociedad.

El armado de los contenidos de esta agenda, deberá contar (desde el inicio) con la mayor participación posible. Solo así lograremos que su tratamiento sea considerado propio por todos los actores intervinientes.

A continuación (y a modo de propuesta) detallamos algunas consideraciones que tal vez, contribuyan a ordenar el debate.


Un temario posible

Posicionamiento ideológico (en profundidad).
Política de coalición.
El tipo de vínculo entre lo local y lo nacional.
Modelo de acción política ( metodología)
Políticas de gobierno (seguimientos a “los oficialismos” y Prop. Programáticas).
Producción teórica.
Formas de comunicación (construcción y emisión del mensaje).
Modelo de acumulación interno (lo cuantitativo vs. lo cualitativo).
Sistema de decisiones y representación interna.
Relevamiento, empadronamiento y organización de los recursos técnicos actualmente existentes.
Forma de organización partidaria (partido de cuadros con inserción de masas)
Mecanismos de incorporación y contención (socialización política).
Inserción sindical y estudiantil
Reposicionamiento de la UCR, en el marco de la ciudad.
Promoción de cuadros.
Formación política (básica y de excelencia).
Reforma de la carta orgánica
La posibilidad cierta de ser gobierno.



El primer paso es el más importante (consensos mínimos)

A simple vista podrá parecernos un exceso de la sutileza, pero la despolitización de la política es menos alarmante que la naturalización que se ha dado con el fenómeno.

Lo que ayer sería considerado como un absurdo total, hoy se toma con la tranquilidad propia de los momentos de escepticismo y resignación que nos tocan vivir.

Tal vez por ello, actualmente, existen “militantes con responsabilidades de conducción” (en todos los partidos) que han llegado al extremo de considerar que fundamentar (argumentando) una posición es sinónimo de debilidad, o por lo menos, una practica que no es propia de los “jefes políticos”.

Denostar al auditorio y restarle importancia a lo dicho en público, es la coartada que encontraron para justificarse.

Ahora bien, en la práctica este tipo de actitudes contribuyo (notable y lamentablemente) a que numerosos militantes bajaran los brazos, desalentados por sentir que las decisiones importantes “se toman en otro lado” y que el esfuerzo personal de poner la cara y el cuerpo, no es reconocido por su partido.

De tal manera, si pretendemos discutir la reconversión integral de la UCR, no se podrá obviar la necesidad de poner como prioridad, el imperativo de devolverle al “Militante de base” su rol como sujeto político y protagonista (con poder y formación) de esta nueva etapa.

Para ello, y teniendo en cuenta la formula propuesta mas arriba (grandes objetivos, pequeñas metas, etc.) es que creemos necesario comenzar este proceso de recuperación, asumiendo la importancia (y tomando el compromiso) de que el conjunto de los militantes y dirigentes del radicalismo discutan y actúen en el marco del proceso colectivo de participación y acción política dado orgánicamente por el partido.

por LOS IRROMPIBLES, septiembre 2009

19 de octubre de 2009

1 de octubre de 2009

TALLER DE PENSAMIENTO ALFONSINISTA



















Ya comenzó la anotacion a los Talleres de Pensamiento Afonsinista. El mismo tendrá una duración de dos meses, comenzando a mediados de octubre.
Conjugará tres ejes: biografico, historico y conceptual.

ABRIMOS CENTRO POLITICO CULTURAL EN CABALLITO

ACTIVIDADES

TALLER DE TEATRO

TALLER DE NARRATIVA

TALLER DE CARICATURA

FOTOGRAFIA

TALLER DE DIBUJO, PINTURA Y EXPRESION

FOLKLORE

TANGO

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