Para el mundial de fútbol de 1978 se construyó el hotel BAUEN S.A. gracias a la estrecha vinculación de su titular Marcelo Iurcuvich con miembros de la dictadura militar. Accedió a un crédito otorgado por el BANADE, actualmente en manos del Banco Nación. Iurcovich, titular de esta empresa nunca habilitó el hotel, jamás pagó el préstamo al Estado, no pagó impuestos y se endeudó por millones de pesos. Bajo esta metodología Iurcovich acumuló grandes ganancias.En 1997 le vendió el hotel al grupo económico Solari S.A. Su titular, Solari operó de idéntica manera a su predecesor, solo pagó la primer cuota. Gestionó el hotel de manera irregular -ya que nunca lo habilitó-, hasta diciembre del 2001 cuando se le decretó la quiebra dejando a 80 familias en la calle sin explicación alguna.
En el año 2003 se crea la Cooperativa BAUEN. Los trabajadores encontraron el Hotel absolutamente vaciado y destruido. Durante los últimos cuatro años tuvieron que reacondicionar todas las instalaciones y pusieron en marcha esta exitosa gestión de trabajo, generaron mas de 150 puestos de trabajo cuando el país pasaba por una de sus peores crisis económicas a lo largo de la historia. En cuatro años demostraron que la gestión sin patrón es absolutamente viable.
Eso está demostrado y los resultados están a la vista. Tal vez sea este el motivo que más incomode a quienes piensan que una administración seria y exitosa no puede ser propia de los trabajadores.
El último 20 de julio la jueza Paula Hualde dictaminó el desalojo del Hotel en manos de los trabajadores y otorgó treinta días de plazo para que se retiren del inmueble. Este fallo favorable a quienes vaciaron el Hotel, generaron pérdidas al Estado y echaron a los trabajadores, atenta contra uno de los derechos básicos de la Constitución argentina: poder trabajar libremente.
Frente a esta nueva amenaza: apoyo solidario contra el desalojo, por una ley nacional de expropiación y en apoyo a todas las cooperativas autogestionadas.
